Como eliminar el miedo cuando se habla en publico

Perdiendo el miedo a hablar en público


Los apuntes no son estrictamente necesarios para dar un discurso, es más, hay casos en los que, cuando son muy complejos y poco resumidos, distraen al orador. Sin embargo generan en el conferencista cierta tranquilidad psicológica debido a que este siente que tiene de donde apoyarse en caso de que las cosas salgan mal.

Lo que te aconsejo es que tengas pequeños y resumidos apuntes sobre los temas más importantes. Los puedes tener en el bolsillo, inclusive en un papel arrugado. Te va a dar tranquilidad y eso ayuda a que el cerebro se relaje y deje fluir los pensamientos fácilmente.

Recuerdo a un profesor que me dictó clases de matemáticas cuando yo estaba en 4º de primaria. Nos recordaba la importancia de tener “pasteles”, así es como se les llama a los papelitos con fórmulas para mirar en medio de un examen sin que el profesor lo note. Él se refería a la importancia de tenerlos en el bolsillo y sin sacarlos, porque se genera una tranquilidad que permite que el cerebro recuerde lo que dice en ellos. Esta recomendación la seguí al pié de la letra, y pocas veces tuve la necesidad de mirar lo que había escrito en el papel en medio de un examen.


Para muchas personas, no hay nada más aterrorizante que hablar en público. Éste temor surge gracias a la cantidad de veces que esas personas se han repetido a sí mismos la frase

me da miedo hablar en público”. Frases como esa, que han sido escuchadas y dichas durante mucho tiempo, salen a relucir en nuestra mente y generan un gran temor en el momento de la presentación.


En el 2008, en Estados Unidos, se realizó una encuesta acerca de las 10 cosas que más atemorizaban a la gente. Los resultados en orden ascendente fueron: los perros, la soledad, el avión, la muerte, la enfermedad, las aguas profundas, los problemas económicos, los insectos, las sabandijas, las alturas y, el primero de la lista, hablar en público.


Ese temor es lo que se denomina “Pánico escénico”. En el mundo han existido miles de personas brillantes que, desafortunadamente, nunca han logrado deshacerse del pánico escénico y de la presión social que ejercen los demás. Esas miles de personas, han dejado pasar oportunidades muy grandes de ser exitosos y no han logrado comunicar mensajes que pueden llegar a ser muy útiles para la humanidad. Y todo, debido al pánico escénico.


Personalmente siento una gran nostalgia al saber la cantidad de talento que se ha perdido en lo profundo del mundo debido a éste mal. Y la verdad es que la vida es tan corta que, si no se hace lo requerido para superar algún obstáculo, se llega al final de ella con arrepentimientos.


Sin importar la edad que tengas, el pánico escénico y la presión social que tienes ante todas las personas que te rodean, es algo que vas a tener que eliminar si quieres empezar a descubrir un nuevo mundo de posibilidades.


Afortunadamente, existen muchas formas para lograr cualquier cosa en la vida y, perder el miedo a hablar en público, es una de ellas.


La presión social que ejerce el público en un auditorio es la misma presión social que se siente en muchas situaciones de la vida. ¿Alguna vez has sentido una increíble tensión justo en el momento de hablarle a una persona desconocida?, ¿o momentos antes de decidir contar un chiste a un grupo de amigos?, ¿o cuando tuviste que presentarte en una entrevista de trabajo importante?, ¿has notado cómo las manos sudan, las rodillas se mueven y la voz tiembla? La misma sensación se siente en un auditorio lleno de personas. Lo que quiere decir que esa sensación, que se vive en situaciones diferentes, está directamente relacionada dentro de la mente. Lo que quiere decir que, si logras disminuir esa presión que se siente en alguna de las otras situaciones, vas a lograr disminuirla indirectamente en el momento de hablar en público.

Por ejemplo, las personas que son expertas contando chistes a sus amigos, por lo general, no sienten la misma intensidad de pánico escénico exponiendo cualquier tema en un auditorio que la que siente una persona común. Esto es debido a que han logrado dominar el miedo al pánico escénico en su grupo de amigos. Y, aunque sea una situación diferente, está directamente relacionada con todas las circunstancias de hablar en público.

Es por esto que te digo que la mejor forma de comenzar a perder el pánico escénico es perdiéndolo en otras situaciones de la vida.

Los siguientes ejercicios te van a ayudar a perder esa presión social que tanto invade las mentes de hoy:


Ejercicio 1:


Contar chistes. Memoriza unos cuantos chistes o anótalos en alguna parte. La próxima vez que estés en un grupo de conocidos, cuéntalos. Vas a notar que la reacción de la gente no siempre es la mejor. Pero con el tiempo vas a lograr hacerlos reír. Vas a notar que, si es un grupo de gente que no está acostumbrada a escucharte contar chistes, no se reirán fácilmente. Mientras que, si es un grupo de gente nueva y no te conocen lo suficiente, se van a reír más fácilmente.

Ejercicio 2:

Preguntar en público. La próxima vez que asistas a una conferencia o a alguna exposición de algo, levanta la mano y pregunta algo en público. Es un ejercicio muy necesario.

Cuando un conferencista dé la oportunidad de hacer preguntas, hazlas, no dejes pasar la oportunidad. Tómalo como un ejercicio importante para dominar éste arte de hablar en público.


Ejercicio 3:


Pararse para responder las preguntas. La próxima vez que estés en una reunión, o en algún salón de clases, y tengas la oportunidad de exponer una idea, hazlo de pié. No te quedes en la silla como lo hacen algunas personas tímidas. Es una buena oportunidad para comenzar a perder la presión social que tanto bloquea la mente de los expositores.

Ejercicio 4:

Saluda a la gente en la calle. Ser sociable es un gran paso para perder la presión social. Cuando entres a una biblioteca, una cafetería, una tienda, un salón de clases, un banco, al sitio donde trabajas, saluda a la gente.

Gracias a esto vas a comenzar a demostrar un cambio positivo en tu vida y vas a notar cómo se va eliminando la presión social poco a poco.


Ejercicio 5:

Hacer halagos sin esperar nada a cambio. Las personas con que trabajas tienen cualidades que pocos reconocen.

Sin importar cuáles sean los cargos que ocupan, tienen cualidades que pueden ser resaltadas. Vas a notar que, mientras más halagos desinteresados hagas, mejor te van a tratar y más valor social vas a obtener por parte de los que te rodean. Como terapia es muy útil porque, el hecho de tomar la iniciativa para resaltar las cualidades de otra persona, requiere de un esfuerzo extra y te convierte en un ser más sociable. Por ejemplo, decirle a algún empleado “qué buena energía tienes”. O decirle a la persona encargada de la seguridad “me parece que haces una excelente labor”.


Ejercicio 6:

Analizar entornos. La próxima vez que estés en una reunión social, o llegues a un sitio donde haya un grupo de personas, analiza el entorno. Cuando digo “analiza el entorno” me refiero a que analices cómo se siente cada persona que está allí. Mira a la gente a los ojos e intenta analizar (en silencio) cómo se están sintiendo. Esto te va a ayudar a sentir que dominas el entorno. Comienza a utilizar más el poder de percepción que tienes e identifica cómo, cada uno de los que está en el lugar, tiene sentimientos de: alegría, placer, orgullo, tristeza, desespero, tranquilidad, envidia, o cualquier sensación que puedan tener. Vas a notar cómo, cada vez que realizas éste ejercicio, adquieres un desarrollo mayor de la percepción que tienes de los entornos. Es algo como obtener un súper poder que te permite entender qué es lo que realmente está ocurriendo en cada lugar.


Ejercicio 7:

Llama la atención en un grupo de gente y mantenla por el mayor tiempo posible. Y quiero que utilices la creatividad, puede ser haciendo una broma, o contando un chiste, o contando una historia, o una anécdota; manteniendo la atención de la gente el mayor tiempo posible, poniéndole energía a lo que dices.


Ejercicio 8.

Si tienes hijos, cuéntales historias. Puedes utilizar libros de fábulas o inventarte una historia, dramatizando mientras les hablas y logrando obtener su atención. Los niños son una excelente oportunidad para practicar el arte de la oratoria.

Antes de continuar el curso de como hablar en publico quiero que apliques por lo menos cuatro de los ejercicios anteriores. Y lo digo en serio, no quiero que sigas leyendo si no has dado ese gran paso que es comenzar a perder el miedo al entorno cercano que te rodea. Si no logras dominar ese entorno va a ser difícil que logres dominar el entorno desconocido que vas a encontrar en un auditorio. Cabe resaltar que los ejercicios anteriores no son para practicar en un auditorio lleno de gente, son para aplicar en otras situaciones de la vida.



Comprendiendo al publico en su oratoria